¿Por qué a Pana?

Esta era la pregunta que, mientras le contaba a personas en la ciudad sobre mi traslado, me hacían repetidamente. "Porque realmente me gusta el lago. Y era el lugar a donde nos queríamos mudar cuando nos retiráramos, y qué más que hacerlo realmente pero sin tener que esperar 40 años a que esto sucediera". Igualmente la respuesta permanecía sin tener sentido. Es increíble cómo, a pesar de creer que las palabras siempre mantienen un significado, en realidad pueden ser palabras realmente vacías, en donde el sentido parece que se pierde en un agujero negro diminuto e imperceptible. En realidad lo que algunas personas escuchaban cuando les respondía era: "tal vez estoy perdiendo la cabeza y me estoy volviendo hippie"... definitivamente si podría utilizar una parte de esta frase... "estoy perdiendo la cabeza".... pero le incluiría "... es momento de empezar a vivir realmente". 

Hay pequeños momentos, después de haber hecho estos cambios, que me hacen preguntar ¿qué es de mi yo que se quedó en la capital? Sin embargo esos momentos, quedan superados por un domingo escuchando a Andrés tocar, meditando mientras miro este jardín lleno de vida y de seres casi imperceptibles que se trasladan por un pedazo de hoja de un árbol al otro; lleno de plantas que entre ellas danzan al compás de un sonido imperceptible para los oídos pero perceptible para el corazón, música en donde todo ha sido creado. 

¡Esto es vivir!

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